Historia y patrimonio en El Port de la Selva
Detrás del paisaje tranquilo y marino de El Port de la Selva se esconde un pasado rico en historia y tradición. Este pequeño pueblo de la Costa Brava no solo destaca por su belleza natural, sino también por su valioso patrimonio cultural, que abarca desde construcciones medievales hasta testimonios vivos de su identidad marinera.
Orígenes humildes, espíritu mediterráneo
El Port de la Selva nació como un sencillo pueblo de pescadores y agricultores, vinculado al cercano monasterio de Sant Pere de Rodes. A lo largo de los siglos, ha mantenido su esencia, creciendo de forma respetuosa con el entorno y conservando su carácter auténtico. Caminar por sus calles blancas, su paseo marítimo o su puerto es revivir la historia de generaciones ligadas al mar.
Monasterio de Sant Pere de Rodes
Uno de los mayores tesoros del patrimonio catalán se encuentra muy cerca del pueblo: el Monasterio de Sant Pere de Rodes, un conjunto monumental de origen medieval que corona la sierra de Rodes. Este monasterio benedictino, del siglo X, es una muestra imponente del arte románico y un lugar cargado de misticismo, historia y vistas espectaculares al golfo de Roses.
Su ubicación estratégica, su arquitectura majestuosa y su influencia en la zona lo convierten en una visita imprescindible para entender el peso histórico de El Port de la Selva en la región.
Iglesias, ermitas y arquitectura tradicional
Además del monasterio, el pueblo conserva otros elementos de interés patrimonial, como la Iglesia de Santa Maria de les Neus, que destaca por su sencillez y su vínculo con la vida cotidiana del pueblo. También pueden visitarse ermitas diseminadas por el entorno, antiguos caminos de piedra seca, muros de cultivo y vestigios de una vida rural y marinera que todavía late bajo la superficie.
Un pasado que sigue vivo
El patrimonio de El Port de la Selva no se limita a sus monumentos: se encuentra también en sus fiestas tradicionales, en las historias de los pescadores, en las recetas transmitidas de generación en generación y en su respeto por el entorno natural y cultural. Todo ello hace que cada estancia aquí sea también un pequeño viaje en el tiempo.
Desde La Tina, puedes explorar todo este patrimonio con facilidad. Ya sea paseando por el casco antiguo, visitando el monasterio o charlando con los vecinos, descubrirás que la historia de este lugar no solo se ve, se vive.